martes, noviembre 03, 2009

Juicio Final

Y qué más
puede importarnos
a fin de cuentas
si realmente éste eres tú.
Aquél célebre y glorioso
taumaturgo celestial
de tanta reverencia
o quizás cuanto peor
algún otro impostor
de estos parajes.

Ahora que posas aquí en frente
con semejante aspecto de paisaje
ahora y acá mismo
tú vas a revelarnos cuanto sepas
desde el oscuro principio de la trama.
A ver si acaso nos tragamos algo.

Nada más que en tu suprema
irremediable hora
será mejor que no equivoques
a quién adjudicarle tus celadas.
Porque esta extrema vez
demiurgo baladí
metempsicótico
absoluto escurridizo
de entrecasa
en esta irremisible vez
por fin ya se acabó
toda tu eterna suerte
para siempre.

Oficio

Como nunca había tropezado
con ciertos poetas anglosajones
seguí mercando en la mera calle
huyendo de la policía después
de destrozar un ciento de rústicas cuartillas.
Reconocí las mentiras de la Academia
y el certero rastro de la Izquierda de Zimmerwald.
Arranqué el agua del subsuelo que tampoco es mío.
Escribí este libro.

Historia

Caemos
cualquier día.
Gota
en el aguacero antiguo
de la masa.
Triza desapareciendo
bajo el torrente feroz.
En un océano en llamas
sangra sin prisa
nuestra victoria de masa.

Globarbarización

para Leoncio Bueno


Excelentísimos
Dignatarios
Honorables Prohombres
Ilustres Potentados
Beneméritos Prelados
Doctores de la Ley
Contralmirantes
Recontralmirantes
Celebérrimos todos:
Con cada nueva rotación terrestre
retornando de mi noble y rutinaria trifulca
con que mantengo esta inaudita subsistencia
mientras el día declina entre duras bocacalles
por donde asoma mi ordinaria pero dignísima familia
acostumbro apoltronarme momentáneamente
frente a las resabidas y electromagnéticas ondas
de la más delirante y funesta claraboya
emplazada alguna vez en recinto alguno de esta puerca vida
cuando de común observo por demás pontificar
la astronómica volatilidad de los mercados financieros
desde luego comprometidos con toda entereza en estrechar intensos
lazos de fraternidad balística que sin duda alguna erradicaren
para siempre la natural desventura de la espeluznante hambruna humana
y aquella no menos sobrecogedora experiencia del millardésimo genocidio
en estas cinco esquinas del globo más sus cuatro vientos y sus siete mares
mientras escucho la imagen de una engolada embaucadora audiovisual
sobándonos las caras destempladas con los cuellos derramados
las manos boquiabiertas cuando cada vez volvemos
a enterarnos que obviamente no hay por qué preocuparse
si tan sólo es materia de exiguos elementos antisociales
nada más que de ciertos individuos aislados urdiendo
el terror universal pues afortunadamente disfrutamos
del más alto y supremo de los arquetipos conocidos
en este Orden Civilizado por la Gracia de Dios
mientras poco a poco voy atinando a sacudirme
a revolverme para empuñar mi primitiva
verdad mi primigenia verdad en esta pálida
y colectiva salita de antigua pero segura
incertidumbre tan sólo una vez más
simple pero nuevamente me anochezco
rezongo y rebufo reniego reverdezco
y justamente ahora levanto fulminante
este cuchillo de mi mesa.