Para cuando vengan
revestí mis tímpanos
en urnas de pólvora
provisto del fogonazo oportuno
mientras la plaga remurmura
conspirando
para anegar las sacristías
afrentar los núbiles tocados
los siempre candorosos corbatines
la tersura de los incautos peluquines
y las hordas desencadenando el caos
estas maniáticas
porcinas hordas
en su plebeyo caos hordical
desparramándose
sobre cada patronato decoroso
instructivo o laboral
la hueste aciaga
la tremebunda
refractaria a las disposiciones
más excelsas
al civismo dulce de la renta
y a mi suave
a mi exquisita estirpe
de los más perpetuos distinguidos.
¡Dónde se ha visto especimenes
insolentes a la pertinencia
de los códigos!
Mientras medran la turbas insensatas
perpetúo la decencia en mi progenie
y oro.