Si tienes 21 años
y palpas el corazón del bosque
tenaz devorador y cierto
la vida se abre como un
misterioso cosmos insondable
un hondo firmamento
en que hay que orbitar
con la frescura de mi fuerza.
En esta tempestuosa heredad
con mi mujer y mi guagua
forjamos el germen
de una nueva fronda.
La rebeldía del sudor sureño.
Y así transcurrían los caminos
de charlas y fatigas
las lluvias y los nuevos días
entre el follaje de mayores luchas
con mis bravos compañeros
los obreros de la madera
cuando la Caravana de la Muerte
nos fusiló en Valdivia
a las pocas semanas
del golpe pinochetista.